La conducción requiere que el conductor esté constantemente informado y muy concentrado para poder reaccionar rápidamente y tomar las decisiones correctas. Sin embargo, la atención del conductor se desvía ocasionalmente hacia otras tareas, lo que reduce su capacidad para detectar los acontecimientos del tráfico y su capacidad de reacción ante los incidentes.
En Francia 2021, el 23% de los accidentes mortales se atribuyen a un factor causal de "inatención o teléfono" (369 personas). Existen varios tipos de distractores (visuales, manuales, cognitivos o auditivos) procedentes de fuentes internas o externas al vehículo. En particular, el "mind wandering", es decir, la desviación de la atención a pensamientos no relacionados con la conducción, duplica el riesgo de responsabilidad.
La atención del conductor se moviliza más o menos en función de su experiencia de conducción. Así, un conductor novel tiene pocos sistemas automáticos y dispone de poca atención para aprehender y gestionar situaciones de conducción complejas.
Los estudios muestran que los déficits atencionales están presentes (dependiendo del alcance de la noción de atención perturbada) en el 25 al 50% de los accidentes con lesiones corporales. Según un análisis multifactorial de las causas de los accidentes (ASFA) entre 2016 y 2020, la falta de atención está implicada en el 15% de los accidentes mortales en autopista. Según la Organización Mundial de la Salud, el uso del teléfono mientras se conduce cuadruplica el riesgo de accidente.
Según el peritaje del colectivo Ifsttar-Inserm, una llamada telefónica multiplica por tres el riesgo de accidente material o físico y casi uno de cada diez accidentes de tráfico está relacionado con el uso del teléfono mientras se conduce. Se puede añadir que el riesgo es similar entre llamar por teléfono con o sin "kit de manos libres" debido al componente cognitivo de la distracción.
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